Posiblemente una de las más bonitas villas marineras Asturianas, por su peculiar orografía guarda intacta la esencia y encanto de antaño.
Cuentan las leyendas que nació de un asentamiento vikingo, un pueblo diferente y con lengua propia el «pixueto».
Todas las casas cuelgan de la montaña dando forma a un colorido y peculiar anfiteatro digno de postal. Muy recomendable que os perdáis por este mismo lugar siguiendo las tres rutas establecidas, “el recorrido de la espera”, “paseando por los barrios pesqueros” y “la ronda de los vigías”, allí podrías disfrutar la esencia del pueblo y unas panorámicas increíbles desde los distintos miradores que te irás encontrando.
No puedes irte de la villa sin tomar una sidra o degustar sus frescos pescados en la plaza de la Marina, escenario del anfiteatro de Cudillero que no te dejará indiferente.
Te recomendamos pasear por el muelle del Oeste (muelle viejo) que te llevará hasta la punta Rebollera, en la que en su parte más alta se alza el faro de Cudillero al cual se puede acceder por una pequeña senda.
En días laborables entre las 15:00 y 19:00 verás llegar a puerto pequeñas embarcaciones pesqueras, muchas de ellas arribando de la pesca artesanal de la merluza del pincho.
Por comodidad, te recomendamos que accedas desde el puerto nuevo y aparques allí en los aparcamientos habilitados gratuitos. Lo recomendable es evitar siempre, sobre todo en temporada estival, atravesar con el coche el casco viejo del pueblo.